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Entrevista a Sven Nordqvist

Flamboyant: ¿Podría resumirnos su carrera? ¿Cuándo decidió convertirse en ilustrador de libros infantiles? ¿Qué le inspiró? ¿Cuál fue su preparación?

Sven Nordqvist: Cuando tenía dieciséis años, decidí que quería ser ilustrador. Incluso antes de eso, dibujar siempre había sido mi principal interés. Era lo único en lo que era realmente bueno, a diferencia de mi hermano mayor, que era bueno en todo lo demás. Mi madre también me animó, pues ella también dibujaba y pintaba muy bien.

Al terminar el colegio quise ir a una escuela de arte, pero no me admitieron. Solo lo intenté en una ocasión. En vez de eso, estudié Arquitectura durante cuatro años, para poder tener una buena educación en el caso de que me fallara la carrera como ilustrador. Hasta que no me convertí en arquitecto no me pude ganar la vida como ilustrador freelance.

Durante mis años como estudiante de Arquitectura, también estudié ilustración a través de un curso norteamericano por correspondencia llamado Famous Artists Schools (Escuela de Artistas Famosos). El curso era muy intenso y tardé tres años en acabarlo. Estoy seguro de que aprendí más en ese curso de lo que hubiera aprendido en la escuela de arte. No quería convertirme en un artista de «bellas artes», quería llegar a ser un hábil ilustrador capaz de trabajar en cualquier cosa relacionada con la ilustración: la publicidad, las cubiertas de libros, el diseño de logotipos, la ilustración para revistas… Aprendemos a través de la práctica, así que eso fue lo que hice en mi tiempo libre todos esos años. En aquel momento, por la razón que fuera, todavía no me había planteado ilustrar libros infantiles.

Para empezar, hice algunos trabajos en una pequeña agencia de publicidad, donde aprendí a utilizar herramientas muy útiles como la fotografía y el revelado en cuarto oscuro (que ahora ya no es necesario, por aquello del mundo digitalizado). Contacté con editores de libros de texto y empecé a ilustrar este tipo de obras durante años. También realicé postales de cumpleaños, felicitaciones navideñas y pósteres. Pasé gran parte de mi tiempo, durante diez años, dedicado al arte gráfico, como el grabado, y realicé varias exposiciones por toda Suecia. Estos cuadros son completamente distintos a mis ilustraciones.

Finalmente, acabé bastante aburrido de los dibujos simples y en blanco y negro de los libros de texto. Quería crear imágenes en color y utilizar mi imaginación. Por eso, en 1981 participé en un concurso de álbumes ilustrados. Como no conocía a ningún autor, tuve que escribir yo mismo la historia. Gané el concurso con Agaton Öman och alfabetet, mi primer libro. El texto no tiene la intención de ser muy literario; es un juego de palabras y letras que utilicé como pretexto para realizar las imágenes.

F: ¿Cuáles son sus influencias artísticas?

Sven: Durante mi adolescencia estudié con mucha atención a los ilustradores de la revista norteamericana MAD, especialmente a Mort Drucker. Incluso los copiaba para poder aprender a dibujar las líneas como ellos. Mis primeras prácticas fueron a lápiz, pluma o tinta, en blanco y negro para empezar, nunca pintando encima en color con pincel. Me esforcé mucho en manejar correctamente la técnica de tinta y pluma, algo para lo que se requiere mucha práctica. Mort Drucker era uno de los maestros en ese campo.

Otro gran maestro es Ralph Steadman, cuyo arte he estudiado a fondo para aprender su técnica y tratar de utilizarla yo mismo. Además, empleaba el color de una forma atrevida y estimulante.
Aparte de ellos, hay muchos artistas de álbum ilustrado que admiro, así como ilustraciones que me gusta observar porque son distintas a las mías. Algunas veces se quedan en mi cabeza, por lo que es posible que me hayan influido de alguna manera.
No estoy tan interesado en la literatura como en la ilustración, pero entre los autores de libros infantiles me gusta mucho Barbro Lindgren.

F: Nos da la sensación de que las ilustraciones en «Pettson y Findus» beben de los cómics y del cine. ¿Cree que es así?

Sven: No me lo había planteado de esta forma. Quizá mis personajes parecen personajes de cómic porque son figuras delineadas, en comparación con las de otros artistas que siguen el dibujo artístico tradicional. Algunas veces utilizo líneas cinéticas para mostrar un movimiento rápido, lo cual proviene del mundo de las viñetas. Lo utilizo porque funciona, aunque contribuye a la idea de que mis ilustraciones no pueden considerarse arte. El hecho de que Pettson o Findus aparezcan varias veces en la misma ilustración puede recordar al cine. Para mí es una manera de prolongar una escena en el tiempo o en el espacio sin utilizar más de una página. O también para dar la impresión de movimiento rápido.

F: ¿Qué le inspiró a escribir la serie «Pettson y Findus»?

Sven: El viejo Pettson y su gato aparecieron en mi segundo libro, Pannkakstårtan. En un principio, no hubo intención de que se convirtiera en serie. Era simplemente una historia de un solo libro que describía algo que he percibido a menudo en la vida real: que cuando quiero hacer algo, muchas veces tengo que hacer antes otras cosas para poder hacer esa primera cosa, y para hacer esa segunda cosa debo hacer antes una tercera cosa, y así sucesivamente. Finalmente, me alejo mucho del punto en el que empecé y debo volver atrás para continuar donde había comenzado. Pannkakstårtan trata sobre esto.

Al principio, la idea era que fuese una anciana, luego un anciano y su mujer, y finalmente solo un anciano. Pero el hombre necesitaba a alguien con quien hablar, así que creé el gato para él. En el primer libro, me imaginé a Findus básicamente como un gato. En libros posteriores, sin embargo, se ha convertido en un niño, casi por completo, y Pettson ha acabado siendo un padre o un abuelo para él.

Casi todos los pensamientos y los comportamientos de Pettson los he sacado de mí mismo, lo cual nos hace muy parecidos. El personaje de Findus me lo inspiró mi primer hijo cuando tenía seis años.

Después de eso publiqué tres libros distintos, antes de escribir el siguiente libro de la serie, Rävjakten. No tenía intención de hacer más libros sobre estos personajes, pero, como les gustó tanto a los lectores y a mí mismo, decidí continuar…, hasta crear siete libros más.

Es una historia bonita sobre la relación entre un niño y su padre o su abuelo.

F: ¿Cómo surgió la idea de crear ¿Dónde está mi hermana?, ese maravilloso álbum ilustrado? ¿En qué se inspiró?

Sven: El término «inspiración» es un tanto difícil de definir. Algunas veces me siento inspirado cuando veo una ilustración o un dibujo que me gusta, lo cual hace que intente realizar un dibujo que me guste a mí. Para mí la inspiración es más bien el entusiasmo por el trabajo. No sé de dónde viene ese entusiasmo o ese deseo, o por qué últimamente aparece en tan pocas ocasiones. A veces, me viene cuando ya he empezado a trabajar, pero no siempre.

En cualquier caso, la idea de ¿Dónde está mi hermana? me rondó por la cabeza mucho tiempo. Me imaginaba a mí mismo sentado día tras día realizando estos dibujos y nada más; dibujar y pintar, entrar en cada detalle y hacerlo lo mejor posible mientras escuchaba la radio o música, o mientras leía libros. Esto es lo que más me gusta hacer, sobre todo en la mitad oscura del año, así que me entusiasmé con ello y lo hice durante año y medio.

No sé de dónde surgen mis ilustraciones. Emergen, como cualquier otro pensamiento, de mi cabeza. No quiero expresar nada en particular. Quería hacer algo para mi propio disfrute. Deseaba hacer un álbum ilustrado con paisajes y escenas fantásticos que pudiesen colgarse uno al lado del otro como en un solo dibujo largo (aunque con un poco de trampa cada vez que se da la vuelta a la página). En realidad, el texto no importa, solo cuentan los dibujos.

F: ¿Qué materiales y técnicas utiliza en sus ilustraciones?

Sven: Siempre escribo primero el texto (excepto en ¿Dónde está mi hermana?). Divido el texto en veinticuatro partes (el número de páginas que, normalmente, tiene un álbum ilustrado) e intento encontrar algún elemento en cada página que pueda convertirse en un buen dibujo. Hago esbozos de cada página a lápiz. Hoy en día, suelo escanear los esbozos para pasarlos al ordenador y elaborarlos más. Es más fácil mover elementos de un lado a otro, cambiar el tamaño, etc., en Photoshop que en papel.

Cuando estoy contento de cómo se ven las páginas, las imprimo y las paso a un papel de alto gramaje para acuarela; es decir, pongo el papel para acuarela encima del esbozo y copio las líneas con un lápiz duro. En ese papel dibujo los contornos en color negro o en color con pluma y luego borro las líneas del lápiz. Finalmente, pinto el dibujo con acuarelas. A menudo, utilizo acuarelas líquidas sintéticas, especialmente para colores brillantes y saturados. Para los fondos u otras partes que no deberían ser tan brillantes, empleo las acuarelas de toda la vida. A veces es mejor utilizar acuarelas acrílicas. Y a veces utilizo también lápices de colores, crayones o aerógrafos para conseguir efectos especiales.

F: ¿Qué cree que añade el texto a las ilustraciones y viceversa? ¿Qué tipo de relación le gusta establecer entre la historia en el texto y en las ilustraciones?

Sven: Algunas historias no necesitan mucho texto: por ejemplo, en una aventura donde la acción es lo importante. Esto puede mostrarse y entenderse a través de los dibujos. Muchas historias pueden contarse sin dibujos. Si la historia principal se encuentra en el diálogo o en pensamientos abstractos, no hacen falta imágenes. En este caso, hay imágenes por la simple razón de que se trata de un álbum ilustrado y tenemos la idea de que los niños quieren ver imágenes. Ilustrar un libro con mucho diálogo, donde los personajes siempre se encuentran en el mismo lugar y no sucede nada visible puede ser muy difícil. En una ocasión, escribí una historia entera de Pettson, pero, cuando traté de realizar los esbozos, me encontré con que no sucedía nada en los dibujos: simplemente estaban ahí hablando de pie. Así que abandoné el libro y volví a empezar.

No tengo una teoría al respecto, ya que no analizo mi propio texto o mis propias ilustraciones, así que es difícil decir cómo mis libros se convierten en lo que son. Ilustro lo que veo en mi mente. Consigo plasmar en papel esa imagen interior casi siempre, más o menos, y, si funciona, perfecto. Si no funciona por cualquier razón, lo intento de nuevo con otra composición o expresión. No utilizo palabras para decidir cuándo el texto y la imagen funcionan juntas, es algo que veo y que siento, así que no puedo explicarlo.

Sobre todo en el caso de los libros de Pettson y Findus, en los que hay figuras que están fuera de la historia principal. Surgen cuando visualizo el texto en una página en particular. A menudo, realizan un comentario sobre lo que sucede; otras veces dan pistas sobre otra historia que pasa al fondo, dan algo al lector para que pueda imaginarlo. En ese sentido, las imágenes hacen que la historia sea más rica.

F: ¿Participa usted en todos los aspectos de la producción de un libro, como el diseño gráfico y el uso de la tipografía?

Sven: Al terminar una obra, le doy los bocetos a mi editor con el texto en cada página, así como los originales. Así que sí, el diseño es cosa mía. Algunas veces hablamos sobre la tipografía. Antes de imprimir el libro, me mandan una prueba para que yo pueda hacer correcciones o comentar cualquier cosa que no esté bien.

F: ¿Escoge la imagen de la cubierta?

Sven: Sí. Algunas veces, las editoriales extranjeras quieren una cubierta distinta, y, en ocasiones, apruebo esos cambios.

F: ¿Está en contacto con sus lectores?

Sven: No, en realidad, no. Recibo algunas cartas al año, no muchas. Y eso está bien, porque no me gusta responderlas. Pero, de vez en cuando, durante firmas de libros, conozco a padres y abuelos que me dicen cosas muy amables. Para mí, eso es suficiente.

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